Una puerta para todos
Los protocolos en el restaurante del vecindario de mi niñez eran consistentes con las dinámicas sociales y raciales de finales de la década de 1950 y principios de la de 1960. Los ayudantes de cocina —María, la cocinera, y los lavaplatos como yo— éramos negros; sin embargo, los dueños eran blancos. Los clientes negros podían pedir comida, pero tenían que retirarla por la puerta trasera. Tales políticas reforzaban el trato desigual de los negros en esa época. Aunque se ha avanzado mucho, aún hay mucho por hacer con respecto a cómo relacionarnos unos con otros como personas hechas a la imagen de Dios.
Bondad extrema
Kevin Ford, empleado de un restaurante de comida rápida, nunca había faltado a su turno durante 27 años. Después de que apareció en internet un video que mostraba su humilde gratitud por un modesto regalo que había recibido para conmemorar sus décadas de servicio, miles de personas se unieron para mostrarle bondad. «Es como un sueño hecho realidad», dijo cuando una organización recaudó 250.000 dólares en solo una semana.
Afligido pero esperanzado
Después de la invitación del pastor al final de la reunión en la iglesia, Latriece pasó al frente. Cuando le pidieron que saludara a la congregación, nadie estaba preparado para sus palabras profundas y maravillosas. Se había mudado de Kentucky después de que unos tornados devastadores en diciembre de 2021 se habían llevado la vida de siete de sus familiares. «Todavía puedo sonreír porque Dios está conmigo», dijo. Aunque las pruebas la habían lastimado, su testimonio fue un poderoso aliento para los que estaban enfrentando dificultades personales.
¡Lávame!
«¡Lávame!». Aunque esta palabra no estaba escrita en mi auto, podría haber estado. Así que, salí hacia un lavadero, y lo mismo hicieron otros conductores que querían quitar la mugre que había quedado de los caminos con sal después de una tormenta de nieve reciente. Las filas eran largas y el servicio, lento. Pero valió la pena esperar: me fui con el auto limpio y, como compensación por el retraso, ¡el lavado fue gratis!
Textos, trabas y triunfos
Jaime no dejó que la agitación social, el peligro y la incomodidad le impidieran viajar a uno de los países más pobres del mundo, para alentar a misioneros. La sucesión constante de mensajes de texto revelaba los desafíos que enfrentaba: «Muchachos, activen la cadena de oración. Solo avanzamos 15 kilómetros en dos horas… el auto se sobrecalienta». Los inconvenientes hicieron que llegara justo antes de la medianoche para predicar a quienes habían esperado cinco horas. Luego, recibimos un mensaje con un tono diferente: «Asombroso; unas doce personas pasaron al frente para orar. ¡Fue una noche poderosa!».
Valentía por Jesús
En el año 155 d.C., Policarpo, uno de los padres de la iglesia primitiva, fue amenazado con morir en la hoguera por su fe en Cristo. Entonces, respondió: «He sido su siervo durante 86 años, y nunca me ha fallado. ¿Cómo puedo ahora blasfemar a mi Rey que me salvó?». Su respuesta puede ser una inspiración para nosotros al enfrentar pruebas extremas por nuestra fe en Jesús, nuestro Rey.
Tiendas cansadas
«¡La tienda está cansada!». Esas fueron las palabras de mi amigo Paul, que pastorea una iglesia en Nairobi, Kenia. Desde 2015, la congregación ha adorado en una estructura similar a una tienda. Ahora, Paul escribe: «Nuestra tienda está gastada y gotea cuando llueve».
Correr hacia Jesús
En un viaje a París, Bernardo visitó uno de los renombrados museos de la ciudad, y aunque no era estudiante de arte, quedó deslumbrado ante la pintura de Eugene Burnand, Los discípulos Pedro y Juan corriendo al sepulcro la mañana de la resurrección. Sin palabras, los rostros de Pedro y Juan y la posición de sus manos dicen mucho, invitando a los espectadores a ponerse en el lugar de ellos y compartir sus emociones cargadas de adrenalina.
Cuando la angustia es grande
Hace muchos años, una amiga me dijo lo atemorizada que se sintió al intentar cruzar la calle en una intersección de varios caminos. «Nunca había visto algo así. Estaba tan aterrada que esperé, subí a un autobús y le pregunté al conductor si me permitía pasar al otro lado de la calle. Me llevaría mucho tiempo antes de aprender a cruzar con éxito esa intersección; primero, como peatona, y más adelante, como conductora».
Misericordia para ti y para mí
Una de las consecuencias de la pandemia de COVID-19 fue la recalada de los cruceros y la cuarentena de los pasajeros. The Wall Street Journal publicó un artículo con entrevistas a algunos de los turistas. Comentando acerca de las oportunidades de conversar que le brindó la cuarentena, un pasajero bromeó sobre cómo su esposa —que tenía una memoria excelente— pudo reflotar cada transgresión que él había cometido, ¡y sentía que ella aún no había terminado!